Posible si lo es, pero hacerlo suficientemente rápido para poder verlo la generación actual es lo complicado.
La teoría es que se necesitaría ir a una velocidad descomunal «de aproximadamente el 20% de la velocidad de la luz». De esta manera se recorrería los más de 4 años luz de distancia en unos 20 años.
Si utilizáramos una nave actual posiblemente tardaríamos más de 75.000 años en alcanzar el objetivo.
Claro está que nos referimos a una nave no tripulada
Para alcanzar esa velocidad hace unos años se propuso usar una vela impulsada por un láser. La vela tiene que ser de gran resistencia térmica y muy delgada.
Estamos hablando de una nave minúscula con una vela ultra delgada de nivel atómico y con un peso inferior a un gramo. «Una aguja espacial en un un pajar cósmico».
El problema es que actualmente no se cuenta con un material que cumpla esas características para esta misión, podemos ver el grafeno por sus características pero no es reflectante y los materiales reflectantes que tenemos, son demasiado pesados.
El otro problema es mantener estable los láseres. El peso, el calor que generan, muchos factores a tener en cuenta que todavía siguen sin resolverse a fecha de hoy pero que seguramente serán resueltas una a una por el equipo de científicos.
De lograr los materiales adecuados y poder lanzar este tipo de naves, no solo podremos llegar «relativamente rápido» a otros sistemas estelares, aquí en nuestro propio sistema podremos mandar una pequeña sonda que llegara en pocos días a marte y no en meses como ahora.
Pero volvamos a nuestra pequeña nave rumbo a Alpha Centauri a un 20% de la velocidad de la luz, una vez alcanzada la meta ¿Cómo la frenamos?
¿Cómo frenar una nave que viaja a 60.000km/s?
No disponemos de un láser esperando en Alpha Centauri para frenar nuestra nave. Tendríamos que tener una nanovela de varias etapas, pero de por sí no disponemos ni de la vela adecuada, mucho menos como fabricar una que pudiera modificarse.
Otra manera sería frenar la nave con asistencia gravitacional, sino se frena pasaría de largo a nuestro objetivo y no podría estudiarlo, de frenarlo mucho podríamos tardar muchos años más en llegar.
Imagínate tardar 20 años en estar cerca y 40 años más en acercarse lentamente para finalmente estar un año estudiando el sistema estelar.
Sin duda los retos son muchos y aunque quisiéramos ser los primeros en investigar de primera mano otro sistema estelar, definitivamente debemos pensar como especie y preparar el camino a los que vendrán después de nosotros, para que nuestros hijos y nietos vean que sus antepasados pusieron naves rumbo a lo desconocido para que ellos pudieran estudiar lo que hay más allá de nuestra estrella.
Muy buen post. Gracias por compartirlo.